El Norte de la India nos descubre un país diferente, las
grandes ciudades congestionadas y contaminadas dejan paso a una India más
despoblada, rural y natural. Las faldas de la cordillera del Himalaya nos dan
un respiro y permiten coger aire antes de la etapa definitiva en Varanasi.
Tras una encadenación de autobuses y trenes,
discurriendo por carreteras abruptas y llenas de curvas llegamos a McLeod Ganj
es conocido como la pequeña Lhasa, es la sede del gobierno del Tibet en el
exilio desde 1960, y acoge a una congregación enorme de monjes tibetanos con su
líder, el decimocuarto Dalai Lama a la
cabeza. Dharamsala (la parte baja) y Mc Leod Ganj (la parte alta) es un lugar
mágico, ubicado en plena montaña, lleno de paz, tranquilidad y misticismo, es
un centro de cultura tibetana y del budismo, un lugar de meditación y escapada
de la realidad del resto de país.
Esta zona ofrece paseos muy agradables, pequeñas rutas de montañas entre pinos y cedros del Himalaya que acaban en sorprendentes dhabas escondidas y con vistas increibles, en cascadas increibles o en valles adornados con cientos de banderas de oración. Existen gran cantidad de templos pero el principal sería el complejo Tsuglagkhang que reune todos los edificios importantes del movimiento tibetano. Es sobrecogedor escuchar las historias de los tibetanos que huyen del Tibet atravesando a cordillera del Himalaya en condiciones durísimas para llegar a Dharamsala.
Mejor alojarse en
Mcleod, caminar los 2 kms que separan este núcleo turístico y subir a la aldea
vecina de Bhagsu, nos vamos a encontrar una amplia oferta de hostales a precios
más competitivos. Además la vida turística no es menos atractiva, puedes
realizar talleres de cocina, de yoga, de talla de joyas o madera... está
bastante curioso y muy animado, con conciertillos y actividades culturales.
Desde McLeod Ganj puedes coger un microbus privado (de escasa comodidad si lo que buscas es un precio barato) y plantarte a primeras horas de la mañana (con ello me estoy refiriendo a las 5am aprox) en otro de los destinos de montaña más apetecibles para los turistas. Manali (concretamente a zona recomendada es la parte de arriba: Old Manali) es otro pequeño reducto de paz, tranquilidad y parece ser que muchas drogas y atrapados místicos, casi todos israelies, que ha hecho de este núcleo urbano su peculiar aldea de irreductibles galos.
Desde McLeod Ganj puedes coger un microbus privado (de escasa comodidad si lo que buscas es un precio barato) y plantarte a primeras horas de la mañana (con ello me estoy refiriendo a las 5am aprox) en otro de los destinos de montaña más apetecibles para los turistas. Manali (concretamente a zona recomendada es la parte de arriba: Old Manali) es otro pequeño reducto de paz, tranquilidad y parece ser que muchas drogas y atrapados místicos, casi todos israelies, que ha hecho de este núcleo urbano su peculiar aldea de irreductibles galos.
Manali es la puerta
de entrada al Himalaya, lugar de retiro mochilero por excelencia. Se dice que
se ubica en el lugar donde el arca de Noé hindú se quedó encallada tras el
diluvio universal (que cosas, oye, había dos arcas) Aparte de concentrar gran
cantidad de restaurantes y tiendas de artesanía que ofrecen mil cursos y
actividades de montaña y naturaleza, Manali nos ofrece muchas excursiones
buscando templos como el de Dunghri monasterios, lugares sagrados o cascadas
impresionantes, incluso nos encontramos un pequeño grupillo de casas de madera,
donde parece que el tiempo se ha detenido por completo, es alucinante, el
espectáculo de ver dar clase en la escuela, ver a los habitantes de Old Manali
vivir de la ganadería, de la agricultura, tejer sus mantas a la puerta de las
casas, jugar al volley que parece ser el deporte más popular entre jóvenes y
mayores....todo en una quietud superagradable que hace ese destino uno de los
más disfrutados del viaje, aunque para mucha gente Manali sea el destino
definitivo y toda su rutina se limite a fumar porros en un lugar donde hasta la
maría crece libremente en los márgenes de los caminos.
Desde Manali puedes
apuntarte para realizar trekkings de mayor o menos dificultad, aquilar una
mítica motocicleta Royal Enfield o esperar para copar un 4x4 y pasar en un megatrayecto
entre seismiles a través del valle de Kullu o dirección a Leh o Ladakh.
Posibilidades, todas las que puedas plantearte, y todas impresionantes.
Finalizamos este
intervalo del viaje por el norte en Shimla, que durante muchos años fue el
lugar de recogimiento y vacaciones de verano de las clases altas británicas
durante su dominio en la India.
Nuestra pena fue
llegar con un tiempo desastroso, de cielos encapotados y cubiertos que nos
impidieron de primeras ver dónde nos estábamos metiendo. sabíamos que estábamos
en mitad de la montaña, que los paisajes deberían ser preciosos...pero durante
el primer día nada de nada.
Shimla es una
población edificada por niveles, el autobús te dejará en el de más abajo,
necesitarás un taxi para llegar hasta el ascensor que te deje a su vez en el
nivel de alojamientos...tiene su encanto porque esto elimina completamente los
medios de transporte, no hay tuc tuc, no hay ruidos, no hay tráfico
imposible...The Mall es la calle de comercios y turismo, desde Shimla hgay un
par de pateadas curiosas, una para visitar el templo de Hanuman, el dios mono,
otra de ellas a una pradera, a unos 5 kms donde se jugaba al polo y al criquet,
deportes muy populares en la India.
Salir de Shimla y
conectarla con Varanasi se convierte en un dolor de cabeza increíble. Durante
todo el viaje nos hemos dejado llevar por la gran cantidad de ofertas que había
para alojarnos, para ayudarnos o la facilidad para encontrar billetes a los
destinos deseados. En este momento concreto del viaje, todas las facilidades
parece que de repente desaparecen, trenes llenos, ninguna combinación posible
bus-tren. Al final, tras muchísimas negociaciones y combinaciones, acabamos
fiándonos de una agencia (pese a los recelos iniciales) a hacer uso de este
recurso, resulta que por un poquillo más, nos solucionan la papeleta de
dejarnos en Varanasi en un trayecto que se convertirá en odisea a través de la
montaña, para en unas escasas "13 horas" a la desquiciante velocidad
de 5kms/h dejarnos en Delhi, hacer noche, ser timados nuevamente por el hostal
y poder pillar un tren que nos deje en otra montonera de horas en Varanasi
nuestro último destino del viaje.