Tras una montonera de horas de vuelo y el trasbordo en Dubai
llegamos por fin al aeropuerto internacional Indira Gandhi de Nueva Delhi.
Primer consejo importantísimo, hay cosas por la que sí merece la pena pagar y
una de ellas es porque tu Hostel te venga a recoger al aeropuerto, te puedes
quitar un montón de problemas si ya tienes apalabrado este trayecto. El costo
de este servicio puede estar entre 400 o 500 rupias (unos 8 euros) y te quita
el primer trato con los taxistas en el recibidor de llegadas y seguramente te
quite más de un disgusto y me explico.
Hemos conocido más de una pareja que a su llegada se encuentra con que el taxista les avisa (falsamente) de que por un atentado o una huelga o manifestación el centro de Nueva Delhi está cerrado y es imposible llegar a su hotel..en el mejor de los casos les llevará a otro hotel del que reciba comisión...en el peor de los casos acabará en una agencia de viajes falsa y puede sufrir un timo de muchos cientos de euros (verídico).
Los primeros momentos en Nueva Delhi son críticos. Te encuentras desorientado y cansado por el viaje, la ciudad es caótica, el tráfico desesperante, la mezcla de olores y estímulos te bloquea los sentidos, todo lo que observas es nuevo y sorprendente. De repente comienza a caerse un velo que cegaba tus ojos primermundistas y descubres la realidad de la India en estado puro: Pobreza, miseria, subdesarrollo..y muy curioso, a la vez, belleza, exotismo, atracción.... la India es un país de contrastes.
En una furgoneta destartalada nos conducen a nuestro hostel,
en el corazón de Old Delhi en el mercadillo de Chandni Chow, una zona de tiendecillas y puestos de comida,
artesanía y ropa donde se concentra una alta cantidad de hostales baratos. En
el trayecto pensamos morir en cada adelantamiento, en cada cruce. Que no, que
no es broma, que las leyes y la señalización del tráfico brilla por su
ausencia. Es la ley del vehículo más pesado. No hay carriles, ni prioridades,
es el caos más ordenado que jamás he visto, ante la total ausencia de normas,
se respetan y se entienden entre ellos. El ruido es ensordecedor pues todas las
maniobras se avisan con el claxon, todo el que adelanta pita, el que es
adelantado pita..El nivel de la locura es tal que he llegado a ver un niño en
patineta con un silbato en la boca pitando mientras avanzaba por un parque
urbano.
Las edificaciones son igual de destartaladas que nuestra furgoneta, las instalaciones eléctricas son un ovillo de cables liados...y las calles? aparecen las vacas, los perros, las cabras, los cerdos....esto no son calles son zoológicos. En la India la vaca es un animal sagrado y por tanto respetado, y este respeto hace que campen a sus anchas por las calles alimentándose de los desperdicios que encuentran muy frecuentemente esparcidos por el suelo. Los grupos de perros callejeros deambulan y se reproducen sin control. Jamás claudiques a la compasión y acaricies uno de estos bichos pues son nidos de pulgas y enfermedades, lo mejor es dejarlos tranquilos y alejarse en su presencia.
El ambiente se llena de olores, pero hay uno que se impone al resto...la mezcla de especias, comida callejera y orines... No olvidaré jamás el olor en la esquina de la calle de nuestro hotel, con unos urinarios callejeros totalmente anegados y un puesto de pollo asado cubierto de moscas al lado.... simplemente vomitivo.
Recorrer estas callejuelas es obligatorio para descubrir la realidad India. Desde ahora hay que tener mucho cuidado pues nuestra condición de turistas juega en nuestra contra. Desde que des tu primer paso inseguro en la calle te van a abordar los cazaturistas, a un ritmo tal que llegará el momento en que notes que estás tan agobiado que te planteas esconderte en tu hotel hasta el día del vuelo de vuelta. Tus primeros paseos se convierten en un goteo de saludos, conversaciones y ofrecimientos...todo el mundo te va a intentar engatusar para que visites una tienda o para "ayudarte", no niego que he descubierto que el pueblo indio es un pueblo generoso y cordial, pero abundan los espabilados que tratan de timarte enseguida.
Nueva Delhi únicamente tiene una oficina de turismo oficial, el resto son agencias de viajes encubiertas que te ofrecerán servicios a precios mucho más elevados que los oficiales. ten cuidado con los amigos, los bondadosos ofrecimientos y los falsos consejos, pues te puedes meter en un buen lio si no sabes decir amablemente que no.
Una de las mejores maneras de conocer Nueva Delhi es contratar un tuc tuc o un taxi que durante un día entero te acerque a los monumentos más importantes. Después de regatear durante un rato intenso y desesperante puedes conseguir un taxi por unas 800 rupias (nosotros lo contratamos desde el hotel por lo que nos ahorramos el regateo) Es muy cómodo y puedes apoyarte en los consejos del taxista sobre qué monumentos visitar durante el día.
Nueva Delhi encierra mucha, mucha historia. El increíble Red Forte mogol, India gate, Qtub Minar, el parlamento y la residencia oficial del presidente del país (Rashtrapati Bhavan y Rajpath), Lotus temple, Humayun Tomb, Lodi Gardens, mezquitas y más mezquitas.
Qtub minar |
Monumento a Gandhi |
Nueva Delhi es una ciudad apasionantemente estresante. Mi consejo es dedicarle dos días, porque todos estos monumentos son importantes. Pero una vez vistos, lo más rápido posible, salir pitando a otro destino más agradable, porque esta ciudad puede llegar desesperar a la persona más paciente. Como toma de contacto de lo que va a ser la India es un fiel reflejo de lo que vamos a enfrentarnos durante todo nuestro viaje. pero ¿Nueva Delhi? Una vez y no más.