En comparación con las tres rutas anteriores, este camino es algo más accidentado, ya que hay que subir y bajar tanto de ida como de vuelta. Puede que la época del año para realizar este sendero no sea estos meses, quizás se disfruta más en Octubre o Noviembre, ahora me ha parecido algo deslucido.
Prodigios, no se si hay muchos, las intervenciones más llamativas son las esculturas realizadas con las viejas camas de un psiquiátrico de la capital, algunas de ellas muy llamativas la verdad. Otras esculturas llamativas las fachadas pintadas de la cooperativa de Villanueva o una de las casa de Miranda, la tortuga, los peces e incluso ciertos guiños a los Rolling Stones y Miguel de Unamuno.
Aparte, existe un pequeño proyecto curioso, se han dejado por el camino una gran cantidad de piedras de colores, la idea parece ser que consiste en que los senderistas a lo largo de su recorrido cojan y dejen estas piedras en unos lugares u otros, participando de esta manera en una manera activa en la intervención y modificando de forma continua la obra. Suena místico, la verdad, pero a mi me pareció curioso.
De la misma manera, en algunos rincones se juega con los sonidos, colocando en sitios estratégicos, móviles sonoros, que se mueven con el aire y crean una sensación distinta. Finalmente, salpicando muchos rincones, pequeñas esculturas minimalistas, nueces, bellotas, setas... que aparecen diseminadas de forma esporádica. Todas las obras están señalizadas con avisos amarillos asique no hay riesgo de que pasen desapercibidas.
Resumido, unas 4 horas de pateo, con parada de avituallamiento en Villanueva, que una cervecita y un pincho no vienen nunca mal. No se hacen largas, pero si que es una ruta algo más exigente que las anteriores.
Buen reportaje del camino de los prodigios para animar al personal.
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