¿Te imaginas salir de trabajar y en cuestión de unas horas encontrarte culturalmente tan lejos que te parezca haber cruzado medio mundo? Desde Cádiz es relativamente sencillo plantarte en el continente africano y sentir esto mismo. Aunque existe la posibilidad de viajar desde varios puntos, voy a tomar como punto de referencia el puerto de Tarifa que es el más cercano a Conil, donde ahora mismo resido.
El Ferry desde Tarifa te deja en el puerto de Tánger en cuestión de un par de horas y, a pesar de que únicamente nos separan escasos 20 kilómetros, la distancia cultural y social es abismal, es como haber recorrido miles y encontrarte de repente en otro momento de la historia. El norte de Marruecos es como retroceder cincuenta años en nuestra vida, es otro rollo, otra cultura, otras sensaciones totalmente opuestas a las que día a día nos rodean y está tan cerca, que merece la pena plantear una escapada como esta un fin de semana cualquiera.
En principio, por comodidad, nosotros hemos escogido una escapada ofrecida por una agencia de viajes de aquñí de Conil y que ofrece posibilidades desde un par de días a una excursión de un día de duración (La idea es muy interesante, por unos 60 euros ofrece la ida y vuelta en Ferry, visitas a las Cuevas de Hercules, el cabo Espartel, Tánger, almuerzo y un par de horas libres por el zoco)
El paquete que escogemos nosotros (120 euros) incluye: Viaje en Ferry Tarifa-Tanger- Tarifa y dos noches de hotel con desayuno buffet incluido (La oferta era más barata, creo que de unos 90 euros pero el hotel que nos ofrecían era un tres estrellas. ¿Un tres estrellas? ¿bien no? pues parece ser que las categorías en Marruecos no se corresponden a las nuestras por lo que un 3 estrellas allí a lo mejor nos deja una mala sensación. Desde la misma agencia no ofrecieron pagar un poquito más por albergarnos en el Hotel Kenzi Solazur (4 estrellas) y la verdad que merece la pena. Es un hotel bien situado (La avenida Mohammed VI está a 20 minutos caminando del puertoy muy cerca de la medina)
Grata compañía de viaje |
PASO 1. COGER EL FERRY
La ruta de ferry de Tarifa Tánger conecta España con Marruecos, de momento es operada por 2 compañías de ferry. La FRS tiene servicios hasta 6 veces al día con una duración de 1 hora mientras Inter Shipping propone el servicio 6 veces al día con una duración de 2 h. Los precios si coges los billetes por libre varían entre los 35 y 39 euros por trayecto. El puerto de llegada es el de Tanger Ville.
Uno de los Ferrys de FRS que conecta Tarifa y Tánger |
PASO 2. LLEGANDO A TÁNGER
Las chilabas y la torre de la gran mezquita nos reciben. Estamos en Marruecos, hemos cruzado el estrecho (y un agujero en el tiempo de paso) WELCOME TO MOROCCO¡¡¡ Chilabas, babuchas y chocolate del bueno, mucho chocolate bueno amigo, barato nos reciben¡¡¡
!!!Wellcome to Morocco¡¡¡ |
La misma agencia pone un autobús que nos traslada al hotel e incluso, sin haber llegado a bajar del bus, nos ofrece una excursión guiada a Chefchaouen al día siguiente. Seguramente, buscándola por nuestra cuenta nos ahorrásemos unos euros, pero nos soluciona el problema de forma rápida y nos permite no calentarnos mucho la cabeza. (Las opciones de ir en bus desde la estación de autobuses de tanger creo que ronda los 4 euros por trayecto y la opción Grand Taxi, negociándola previamente puede rondar los 60 euros entre todos los ocupantes del taxi. La nuestra era 25 euros, más cara pero asumible en ese momento)
PASO 3. PRIMEROS PASOS EN TÁNGER
Tánger es una ciudad muy occidentalizada, muy hecha al turismo y a la cercanía con nuestro país. Es una ciudad que a lo largo de su historia ha sido de todos y de nadie y que ha recogido un poquito de cada una de las culturas que la han dominado. La estratégica localización que presenta ha hecho de Tánger una pieza codiciada por las naciones más poderosas por lo que ha pasado a estar controlada: Francia, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Portugal, Bélgica y Holanda han dejado su huella y han hecho de esta ciudad un lugar cosmopolita y sin una identidad clara.
En mi opinión no es que sea una ciudad especialmente bonita. Sin embargo sí he encontrado rincones agradables y que merecen dedicar un día de la escapada: La medina, la gran mezquita y el Museo Dar El Mandoub, la plaza 9 de Abril, la Kasbah o ciudad vieja y el Gran Zoco. Quizá lo más agradable de la visita es perderse por las callejuelas de la medina, ir descubriendo rinconcitos y disfrutar de que el tiempo se ha parado, de las llamadas a la oración que arrastra el aire cada ciertas horas..tiene su gracia por lo distinto que es a lo que estamos acostumbrados diariamente.
Paseando por el gran Zoco |
Lo curioso de este lugar, y en general de la ciudad, es la poca presencia de la mujer en estos lugares de encuentro social. Las pocas mujeres que había en la terraza eran occidentales, ninguna mujer de aspecto musulman. Los hombres fumando hachis y bebiendo te. Sus miradas se desviaban, sin ser muy llamativo pero sí apreciable, cuando Ana o las otras extranjeras osaban invadir sus espacios.
Te verde con menta, bebida típica marroquí |
PASO 4. CHEFCHAOUEN
Una de las visitas más esperadas por lo bien que había oído hablar de ella. Esta ciudad de color azul (me recordó mucho por ello a la ciudad azul de la India, Jodhpur) Esta ciudad fue fundada en
1471 por musulmanes y judíos expulsados de al Andalus, por ello su fisonomía recuerda mucho a la de muchos pueblos andaluces. Al ser considerada una ciudad sagrada se mantuvo cerrada para los extranjeros muchos siglos y esto ayudó a conservar su apariencia medieval.
Chauen, la ciudad azul en plena coordillera del Rift |
La sensación que me transmitió Chauen es la de una Pedraza (Segovia), una Alberca (Salamanca) o una Santillana del Mar (Cantabria) una ciudad de escaparate hecha por y para el turismo. Las calles de un precioso azul intenso están atestadas de turistas cámara en mano, tiendas de recuerdos y souvenirs y gente deseosa por sacar unos dirhams por cualquier cosa (que si te ayudo, te llevo, dónde vas, mira entra en mi tienda...) ni mucho menos llegaba al acoso y derribo de Delhi pero vamos, que se deja algo de encanto por el camino.
Uno de los rincones más fotografiados de la ciudad |
Plaza Uta al Hammam |
Por no extenderme más y acabar con una de las cosas más agradables en todo viaje. Comer es una delicia (empiezo a preocuparme, todo me parece una delicia cuando estoy fuera de casa) y la gastronomía marroquí no desmerece para nada. Iba con la idea en la cabeza de la pastela marroquí pero hay varias opciones interesantes y deliciosas.
- Sopa Harira, es una sopa marroquí espesa y nutritiva, que aunque se puede tomar a lo largo de todo el invierno, es un plato habitual en las mesas musulmanas para romper el ayuno en el Ramadán.
Sopa Harira |
Cuscús |
Tajine |
Pastela moruna |
Pan marroquí Khubz |
Te de menta y pastelillos marroquies |
Kefta |
Briwat |