Recorrer durante un mes la India, el segundo país más poblado del planeta, con más de 1240 millones de habitantes, ha sido, sinceramente, abrir los ojos a una realidad que desde España, a través de documentales, revistas y libros iba a ser complicado descubrir. Es imposible concentrar todos los sentimientos, lugares y experiencias en un único post, por eso comenzaré poco a poco a desgranar este viaje en pequeños capítulos...
Por un lado, un mes ya no son dos semanas, un mes es mucha tela. Te ves sometido a una presión durante un periodo de tiempo muy largo, cualquier cosa puede hacer estallar la convivencia y convertir algo genial en algo realmente duro y dificil de llevar. 33 días que han sido, luchando contra el caracter indio, regateando, peleando cada rupia, los intentos de timos, la pesadilla de las fotos..se hace duro en ocasiones y tienes que estar muy seguro de con quien estás.
Por otro, India no es nuestra querida Suiza, India tiene mucha tela, es otro mundo diferente al nuestro. La realidad social que te encuentras allí nada más pisar Nueva Delhi, todo el cúmulo de sensaciones y estímulos visuales, sonoros, olores, imagenes duras de un país sumido en la pobreza y luchando por su desarrollo te bloquea de primeras. Da igual lo que intentes hacer, la mezcla del cansacio del viaje, lo intenso de los olores, el ruido de las calles, el tráfico caótico de las callejuelas de Chadni Chowk unido a la presión tan fuerte que ejercen todos los espabilados que intentan aprovecharse de tu condición de turista, que te hablan, te preguntan, te saludan, te ofrecen...sin dejarte respirar para explicarles que lo único que necesitas es que te dejen pensar tranquilo...va a hacer que tus primeros momentos en la India te hagan pensar en encerrarte en el hotel y esperar al avión de vuelta.
Es taaaaaan diferente todo. Cuesta, mucho, pero tienes que dejarte llevar desde el principio, relajarte y meterte en su rollo. Es dificil, pero hay que cambiar el chip desde que bajas del avión. En este país te va a ayudar mucho la paciencia y la intuición.
Paciencia para soportar todos los agravios comparativos entre el ciudadano indio y el turista (todo dirigido a apretar al máximo las rupias del turista, hazte a la idea de que aunque seas un mochilero con un presupuesto bajo, para ellos eres rico y como eres rico debes de pagar más por todo)
Paciencia para sobrellevar los interminables regateos en las tiendas, con los tuc tuc y los rickshaws, siempre intentando mostrar una sonrisa y con la idea firme de acabar el trato pensando que has conseguido rebajar el precio inicial... Te sorprenderás regateando minutos y minutos por un mísero euro, pero es lo que hay...aunque no te entre en la cabeza acabarás haciéndolo solo por orgullo. Seguramente acabes pagando dos o tres veces el precio del producto o del servicio, pero, en euros la diferencia va a ser mínima, y al menos te quedará la sensación de haber luchado el precio.
Paciencia para aguantar el incesante goteo de tasas, propinas, extras, recargos e inventos varios con los que, educadamente casi siempre eso sí, van a intentar exprimir un poquito más tu estancia allí. Hasta el más digno de los trabajadores asalariados del bus o del tren intentarán engañarte en algun momento con alguna trampa, estar atento es muy dificil, el desconocimiento de leyes y vericuetos hace imposible salir limpio de todo esto. Te tienen atrapado y lo saben, sabiéndolo tú... el precio extra que vas a pagar no le va a suponer en la mayor parte de los casos ( salvo timos serios, que haberlos hailos) mucho daño a tu cartera.
Intuición para dejarte llevar, para despreciar unos acercamientos pero fiarte de otros. Los Indios son gente curiosa, amable, educada. El turista les llama mucho la atención, desean conocer nuestra cultura y nuestra forma de vida... Curiosear las imagenes de nuestro móvil puede suponer para ellos el entretenimiento más grande durante un viaje en bus. Yo en ningun momento me he sentido en apuros, bajo peligro de ser robado o agredido. Todo lo contrario, he descubierto un pueblo apasionante, con gente que te da lo que tiene (que suele ser poco) que necesita mucho y que intenta conseguirlo, pero que no rechaza acompañarte, enseñarte su ciudad, ayudarte a hacer un trámite o encontrar una dirección.
Si aciertas a fiarte de la persona adecuada, descubres un país diferente...aquella callejuela oscura y maloliente en la que no te atrevías a poner un pie solo, da paso ahora a un increible mercado tradicional donde la gente sigue ajena al desarrollo y la globalización con sus ocupaciones diarias, del mismo modo que hace 50 años, tejiendo, tiñendo seda, cocinando....
Han sido 33 días de incensante actividad, a nuestro estilo, exprimiendo cada día al máximo, madrugando, trasnochando, metiéndonos miles de kilómetros para cuplir el recorrido planteado, improvisando...enlazando buses y trenes con hostels mejores o peores... con momentos duros y momentos elegantes con mucha calidad de vida, con momentos de risas, de lágrimas y voces.
El contador marca más de 6000 kms de ruta dentro del país y no hemos recorrido ni la tercera parte, nos hemos dejado mucho mucho por el camino. India es un país para seis meses mínimo, nuestro mes, no es más que probar un poco de aquí y un poco de allá y hacernos una idea de que lejos de casa, muy lejos, hay un mundo por descubrir, que no es para nada como se nos vende en la televisión o en las revistas de viajes. Un mundo que, una vez en la vida, al menos, debemos de probar para darnos cuenta de la suerte que tenemos por haber nacido en eso que llamamos el primer mundo.
Jo, sólo con el primer capítulo y ya me has hecho llorar! Voy a estar esperando a que escribas más como espero a que saquen los de la serie juego de tronos! ;)
ResponderEliminarFdo. Niña tran ;)